Llevaban la espiga y la rosa
Poema de los Conquistadores, José María Pamán
Y los Mandamientos y el Ave María.
Era sembradura de luz y armonía
Lo que parecía
Ruidosa
Galopada de Muerte y Dolor.
Estuvo el Señor
Apretando los brazos de España
Con viento de llano y de sierra,
Durante ocho siglos para aquella hazaña
De cíclopes…
Tierra
Prometida: ¡cómo te quisieron!
Hoy, 12 de Octubre, conmemoramos el día en que, hace 527 años, en 1492, Cristóbal Colón llegó a la isla de Guanahaní, actualmente en las Bahamas, descubriendo así un nuevo continente.
Luego de mucho persistir, Colón logró que los Reyes Católicos aprobaran su empresa y decidieran enviarlo a las Indias por medio del camino de Occidente, como él proponía, y no por el de Oriente, ya conocido, dejando así a disposición de los monarcas lo que fuera a encontrar, las tierras, los pueblos, sus habitantes y la conversión de los mismos a la Fe y firmó con ellos la Capitulación de Santa Fe, en la cual la reina Isabel conmina a Colón a la conversión y evangelización de los paganos que encontrara en su camino de conquistador.
Con bravura, ya abastecidos los tres navíos, dos naos y una carabela, de suficientes recursos y tripulantes, el capitán abordó el barco más grande, llamado Santa María, y partió la madrugada del tres de agosto de 1492, con las proas orientadas hacia el poniente, por un nuevo camino por mares desconocidos. Este viaje conllevó muchas dificultades, que pusieron a prueba el heroísmo y el coraje de los navegantes, que recién el 11 de octubre advirtieron señales de tierra, una caña y un palillo labrado con hierro. El Almirante los exhortó a hacer guardia en el castillo de proa y al que primero avistara tierra, le daría luego un jubón de seda. Pasadas ya dos horas de la medianoche, vislumbraron terreno, y durante el día, llegaron a una isleta, llamada en lengua de los Indios, Guanahaní, bautizada San Salvador por el conquistador, y allí vieron gente desnuda, verdes árboles y diversas frutas. Continuaron su recorrido por las costas septentrionales de la actual Cuba hasta llegar, el 25 de diciembre, a Haití, denominada La Española, donde el marinero que gobernaba la nao capitana, dejó a cargo de un grumete el gobierno de la nave, aunque el Almirante lo había prohibido, lo cual desembocó en que la embarcación se encallara en uno de los bancos de la isla. Los restos de la Santa María fueron utilizados para la construcción del rudimentario fuerte La Navidad, donde el Adelantado dejó una guarnición de hombres, el primer poblado español en las nuevas tierras, antes de partir el 4 de enero de regreso a España. En el viaje de vuelta, tuvieron que lidiar con grandes tempestades, a las cuales se enfrentaban con promesas de ayuno y peregrinación, que obligaron a La Niña, la nave de Colón a arribar en el Puerto de Lisboa, donde tuvo que informarle al rey Juan II de Portugal sobre la expedición, para luego dirigirse por las costas de la Península Ibérica hacia el Puerto de Palos. Los Reyes recibieron en Barcelona, al triunfal Almirante, quien había llevado consigo varios indígenas, plata y oro, y algunos animales desconocidos por los europeos, ese día en la corte, fueron bautizados seis indígenas.
Luego de firmar el Tratado de Tordesillas en 1493, que establecía que las tierras situadas al occidente pertenecían a España y las de Oriente, a Portugal, Cristóbal Colón partió desde el Puerto de Cádiz, mucho mejor preparado que para el viaje anterior, con 17 navíos y acompañado por 1500 valientes navegantes y eclesiásticos, ya que este segundo viaje se centraba en la colonización y evangelización permanente de las tierras anteriormente descubiertas. Al llegar a La Española, descubrió el Fuerte de La Navidad destruido por los indígenas, y fundó otro poblado, llamado Isabela, en honor a la reina, y dejó a su hermano Bartolomé a cargo de este mientras él seguía recorriendo las islas de la zona. Cuando regresó a La Española, se encontró con que el gobierno de su hermano había ocasionado disputas entre los colonos. A raíz de esto, se suscitaron revueltas y se tramaron confabulaciones contra el Almirante, que decidió retornar a España, llegando en 1497.
Una vez en España, los reyes le dieron a Colón nuevas instrucciones para un tercer viaje a las Indias. Partió el 6 de febrero del puerto Sanlúcar de Barrameda, con dos carabelas, con al menos 55 soldados, con el fin de efectuar el reparto de las tierras entre los colonos. En esta tercera expedición, el Almirante se convirtió en el primero en llegar al auténtico continente Americano, descubriendo las costas del norte de la actual Venezuela. Al regresar a la capital de La Española, Santo Domingo, se encontró con un alzamiento en contra del gobierno de su hermano, que no satisfacía las demandas de los colonos ni la de los indios. Colón llego a un acuerdo en el que permitía a los colonos utilizar a los indios a favor de trabajar las tierras. Por esto, las quejas contra Colón y su hermano fueron abultándose, hasta que el Almirante fue apresado y deportado a España, en el año 1500.
Ya liberado por la Reina Isabel, Colón decidió regresar a los mares en su búsqueda inicial de una ruta hacia Oriente, inspirado por los avances de los rivales portugueses. Partió del Puerto de Cádiz con cuatro naves y 144 tripulantes. En cuanto el Almirante trató de desembarcar en La Española, debido a que preveía el azote de un huracán, el en ese momento gobernador, Ovando, se lo impidió, por lo que dirigió sus barcos al sur de la isla, donde el siniestro dispersó a los cuatro navíos por el mar, pero luego volvieron a reunirse y se dirigieron a Jamaica y fue el primero en cartografiar Centroamérica. Fundó una aldea en las costas de Veraguas en la actual Panamá, el segundo asentamiento español en territorio continental americano. Trabó allí amistades con los nativos pero cuando notaron que permanecía en sus tierras y quería evangelizarlos y trabajar sus terrenos, se ocasionó un enfrentamiento y aunque los españoles resultaron victoriosos, reconocieron que ahí no se podría establecer una colonia y emprendieron el viaje de regreso, pero los barcos ya se encontraban muy dañados y para pesar de los marineros, se desató una fuerte tormenta, por lo que condujeron los navíos a Jamaica, donde finalmente se hundieron, y naufragaron en tierras sin colonizar, donde decidieron acampar y mantener una relación pacífica con los indios del lugar. Colón envió una canoa a La Española, solicitando la ayuda del gobernador, que después de muchas discusiones, les envió un barco en el cual regresaron a la primera colonia fundada. Finalmente, el Almirante regresó a España el 7 de noviembre de 1504, siendo este el último de una serie de heroicos viajes a las Indias y dejándoles la tarea de descubrir, evangelizar y colonizar a otros bravos viajeros, que, gradualmente, fueron revelando la amplitud del vastísimo continente Americano.
Es preciso destacar el sentido misional en el cual fueron llevadas a cabo las expediciones, desmintiendo la idea actual del carácter simplemente económico y expansivo de las mismas. Gracias a la influencia de España y de los Reyes Católicos hemos obtenido la mayor parte de nuestro legado cultural, se nos fue entregada una riquísima colección de obras literarias y hemos sido educados en la primordialidad de la Fe Católica y en la civilización cristiana.
Nosotros, como hijos y herederos de este grandísimo proyecto que fue la colonización y evangelización de América, debemos aprender a valorar el acto heroico llevado a cabo por los conquistadores, que se enfrentaron a considerables dificultades, tanto en tierra firme, como en alta mar, para que el día de hoy compartamos su legado y comprendamos la importancia de la mayor empresa de la Cristiandad.