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A propósito de los Católicos Martirizados en Sri Lanka – Por Juana Bosio Perrupato

Una serie de bombardeos coordinados se llevaron a cabo en Iglesias católicas en Sri Lanka el pasado Domingo de Pascua, dejando una lista de aproximadamente 359 muertos y 500 heridos, entre ellos, muchos niños.
Estos ataques de odio fueron los que más víctimas han dejado desde el final de la guerra civil del país hace 10 años; apuntaron a tres Iglesias y cuatro hoteles en la capital, Colombo, la clase de explosivos utilizados tiene como fin ocasionar la mayor cantidad de muertes posibles.
Casi todas las víctimas eran ciudadanos de Sri Lanka, la mayoría de ellos, Católicos, que celebraban la Misa de Pascua, la más importante de las fiestas Católicas, recuerdo de la Resurrección de Cristo.
Las autoridades afirman que los ataques a las Iglesias fueron efectuados por dos organizaciones de Musulmanes poco conocidas, que podrían tener relación con ISIL.
Debido a esto, las Iglesias Católicas han cancelado todas sus misas de domingo (precepto para los bautizados), hasta obtener verdaderas noticias sobre los atentados.

Los Cristianos y los Musulmanes han estado en guerra desde hace aproximadamente 1200 años, desde el comienzo de la expansión del Islam hacia Europa; tanto desde Oriente, ocupando las tierras del Santo Sepulcro; como desde el sur de la Península Ibérica, llegando hasta Francia.
El Islamismo, de fácil conversión, ha hostigado desde siempre al Cristianismo, invadiendo su territorio y atacando a sus fieles, que a duras penas han estado repeliendo en legítima defensa estas olas de invasión.
A partir de la Caída de Constantinopla en 1453 a manos del Imperio Ottomano, la relación entre estas dos religiones ha sido muy tensa.

Hoy en día, los inmigrantes musulmanes se mueven a sus anchas en Europa, disfrutando del desarrollo de su religión, construyendo mezquitas y realizando sus cultos en paz. Por otro lado, los Cristianos sufren gran persecución en los países de mayoría musulmana (incluso donde la religión está dividida en Musulmanes, Cristianos, Budistas).
Esta persecución a los Católicos es completamente ignorada e incluso negada por la izquierda y sus servidores, que levantando las banderas de la tolerancia, defienden a los Musulmanes aún cuando actúan de manera violenta; otros, incluso se atreven a decir que los católicos merecen la persecución pues antes (supuestamente) han sido perseguidores.
Esto es evidente, pues en este caso, a la hora de referirse a los cristianos, han usado la expresión “Eastern Worshippers” (adoradores de Pascua) y ni siquiera han nombrado a los grupos musulmanes como atacantes. Al contrario, cuando un musulmán es discriminado se lo nombra propiamente. Y, además, cuando grupos de cristianos se oponen a su agenda, los nombran como “cristianos”.
Para poner en claro el párrafo anterior: cuando los cristianos son víctimas, no se los llama cristianos, pero cuando se oponen a la agenda, sí. Cuando los musulmanes son afectados, se los llama musulmanes, pero cuando realizan actos de terrorismo o violencia, casi no se los nombra.
En la actualidad, todas las religiones son buenas excepto la cristiana, y menos la Iglesia Católica; todas las ofensas y blasfemias hacia los musulmanes y otros cultos, son tomadas como actos de odio y discriminación, pero cuando se hace lo mismo con los cristianos, son apoyados por los medios de comunicación y la izquierda como actos libres de expresión, o incluso algo que los católicos y cristianos merecen (como por ejemplo la imágen de la Santa Virgen con el pañuelo verde que se exhibía como obra de arte). Todos los cultos y sectas son aceptados, excepto la Iglesia.

No debemos ser indiferentes ante este anticlericalismo, ante el odio acérrimo y carente de sentido hacia la Fe Cristiana y la Iglesia Católica, que se debe a la ignorancia histórica y a la propaganda impuesta por la Izquierda, y antes de ella, el Liberalismo Revolucionario.
Nosotros, occidentales, no podemos negar nuestras raíces católicas, nuestras bases, los valores y virtudes que sostienen nuestra historia, nuestras vidas.
No podemos ser indiferentes ante el hecho de ver católicos muertos, madres con sus niños destrozados en brazos, martirizados, iglesias destrozadas y quemadas. Es un verdadero antentado contra la Libertad, el Bien y la Verdad.

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