Ser joven en este siglo significa ser portador de ciertas características que nos diferencian claramente de otros grupos etarios. Estos tópicos tienden a romper con formas de hacer las cosas ya establecidas entre nuestros padres y abuelos, y también a marcar un antes y un después con respecto a cómo nos relacionamos, la visión que tenemos del mundo y de nuestras propias vidas. Todos los días en los medios de comunicación aparecen notas relacionadas a los Millenials e incluso ya se habla de los Centennials.
Hace un mes el diario La Nación publicó una extensa nota titulada “Generación Z, la hora del relevo”, donde en una foto aparecían 5 jóvenes de entre 8 y 24 años y en la bajada de la misma decía: “Son activistas de causas diversas: el 95% piensa que debe ayudar a los demás. Empoderamiento es la palabra que los define.” Una de las jóvenes que aparecía en la foto, posaba sonriente con el pañuelo verde que se utilizó en la campaña para la legalización del asesinato del niño por nacer.
Como mencioné, los jóvenes hoy tendemos a querer romper con lo anterior, nos gusta innovar y deseamos generar impacto. Esto nos hace muy fuertes pero a su vez nos hace muy débiles, ya que estas intenciones pueden hacer que nos creamos un cuento lindo y fácil, pero muy peligroso.
¿A qué me refiero con esto? Hoy el mundo vive una Revolución Cultural, silenciosa y gramsciana, que tiene a los jóvenes como principales víctimas ya que a través de distintas organizaciones, medios de comunicación e incluso gobiernos, se busca cooptarlos para ser sus activistas o sus elementos funcionales.
Esta Revolución ha logrado conquistar la mente de miles de jóvenes en nuestro país que con absoluta ignorancia compraron este atractivo relato. Bajo el convencimiento de que están llamados a romper con las normas tradicionales de la sociedad y que detrás de todo esto hay un fin de apariencia noble, hoy los vemos militando por la legalización del asesinato del niño por nacer, asistiendo a las marchas de las mal llamadas feministas o pidiendo por la implementación del Plan Nacional de Educación Sexual Integral, programa que busca adoctrinar a los niños en las escuelas bajo las normas de la Ideología de Género. Estos jóvenes que hoy asisten a este tipo de movilizaciones y militan fuertemente a través de las redes sociales, no son mas que pobres víctimas y títeres de una suerte de marxismo actualizado, el cual ante el fallido intento de llevar a cabo la revolución por las armas, hoy intenta hacerlo a través de la cultura.
NO TODO ESTA PERDIDO.
Ante estos fenómenos hay una gran cantidad de jóvenes, una mayoría silenciosa, que rechaza de cuajo y le repugnan este tipo de ideas. Muchos de estos jóvenes hoy no se ven representados por ningún movimiento en particular y muchas veces incluso les cuesta definir qué es aquello que los representa. Aunque es fácil identificar dos puntos muy claros que los nuclean a todos ellos: el rechazo a todas estas ideas de inspiración marxista y el pedido de que prime en la sociedad el sentido común. Un ejemplo de esto: cuando con el Centro de Estudios Cruz del Sur realizamos la multitudinaria conferencia de Nicolás Márquez y Agustín Laje en la Feria del Libro, les hicimos una pregunta a muchos adolescentes que hacían cola para entrar:
¿Por qué están acá?; Su respuesta era clara: “Porque acá hay sentido común”.
Ese sentido común es el que muchos de los que hoy integramos las nuevas generaciones identificados políticamente como las ideas de derecha, las que a su vez intentamos reestablecer en nuestra sociedad. CADA VEZ SOMOS MÁS los que rechazamos la ideología de género y el intento de adoctrinamiento por parte de los grupos de izquierda en las universidades, quienes además operan con el auspicio de los medios de comunicación y últimamente con el aval del Gobierno Nacional. Los jóvenes de derecha estamos levantándonos en las instituciones educativas y principalmente en las redes sociales. Por mas que quieran asociarnos maliciosamente con movimientos con los que no compartimos nada (como el nazi-fascismo), seguiremos luchando por la restauración de los valores que llevaron a Argentina a ser un país modelo: el respeto por la libertad de las personas (entendiendo que mi libertad termina donde comienza la del prójimo), Instituciones Republicanas fuertes, la defensa y el respeto por la Justicia en todos los ámbitos, el derecho a la vida por sobre todos los derechos, la defensa de una economía de mercado libre y principalmente, conservar la cultura Nacional e inculcar un profundo amor a nuestra Patria.
La derecha está resurgiendo en nuestro país de la mano de los jóvenes, quienes cansados de que se los intente cooptar para esta revolución neomarxista e identificados con los valores valores mencionados, poco a poco vamos encontrando más puntos en común y uniéndonos en distintos grupos para presentar batalla en esta Guerra Cultural.
Esta revolución es silenciosa y muchos jóvenes han caído y hoy militan para ella, pero puedo asegurarles que somos muchos mas los que estamos convencidos de que ese no es el camino y ya estamos luchando contra ella, por qué de esta Guerra depende nuestro futuro como sociedad y ninguno de nosotros se rendirá hasta ganarla.